
Vamos a ver qué tipos de juegos existen, la importancia de la teoría de juegos y el dilema del prisionero, y el dilema que plantea Joker.
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Entremos en materias y para ello te dejo un sumario de lo que encontrarás en este artículo:
- Qué tipos de juegos existen
- Qué es la teoría de juegos
- Qué es el dilema del prisionero
- El dilema del prisionero entre Batman y Joker
- La gran importancia del equilibrio de Nash
- Qué es el dilema del halcón y la paloma
- Qué es el dilema de la caza del ciervo
- Qué es el dilema del ultimátum
Qué tipos de juegos existen
La clasificación es amplia, de manera que me voy a centrar brevemente en los más relevantes:
- Simétricos: son los que tienen idéntico premio o castigo para los jugadores. Aquí tendríamos tres juegos muy famosos y que te explico a lo largo de este artículo como son el dilema del prisionero, el halcón con la paloma. la caza del ciervo.
- Asimétricos: en este caso los premios o castigos son diferentes para los jugadores. Como ejemplos tendríamos el juego del dictador y el ultimátum, que también los explico en el artículo.
- Suma cero: son aquellos en los que si un jugador gana x el otro jugador pierde la misma cantidad x. Como ejemplos tenemos el ajedrez, las inversiones bursátiles.
- Suma distinta de cero: lo que gana un jugador no es exactamente lo mismo que lo que pierde el otro jugador. Como ejemplo tenemos un partido de fútbol, puesto que un empate reparte un punto a cada equipo, pero una victoria supone 3 puntos para el vencedor y ninguno para el perdedor. También el dilema del prisionero entra en esta categoría de juegos.
- Cooperativos y no cooperativos: en los cooperativos tenemos varios jugadores que forman parte de un equipo para intentar lograr un beneficio y han de elaborar estrategias conjuntas por el bien de todos ellos.
Qué es la teoría de juegos
La teoría de juegos surgió a finales de la década de los 20 gracias al matemático John von Neuman.
La teoría de juegos se podría decir que es una disciplina de la economía que analiza en profundidad todas las decisiones que ha de adoptar una persona para lograr su objetivo, decisiones que para llegar a buen fin han de tener muy en consideración las decisiones que también adopten el resto de personas que están involucradas.
Es decir, una persona puede tomar una serie de decisiones para alcanzar su objetivo positivo o bien para evitar males, pero cuando las decisiones de otras personas afectan directamente, es cuando el tema se complica y ahí es donde entra en escena la teoría de juegos, ya que la toma de decisiones de manera individual llevará al fracaso y únicamente la toma de decisiones conjuntas puede llevar al éxito.
Por tanto, en estos casos, la persona no tiene que plantearse la típica cuestión de qué es lo mejor que puedo hacer, sino que para ello ha de evaluar el comportamiento del resto de personas y decidir qué es lo que debo de hacer basándome en lo que creo que harán los demás.
Como comprenderás, la teoría de juegos tiene utilidades en muchos campos, como por ejemplo en la economía, en el póker, en la psicología, en la gestión empresarial, etc.
Grandes personalidades han tratado, a lo largo del tiempo, de aportar su granito de arena a este campo y algunos de ellos obtuvieron un merecido reconocimiento público.
Qué es el dilema del prisionero
John Nash fue un matemático y Premio Nobel de Economía en el año 1.994. Pasó a ser conocido entre el ámbito mundano a raíz de la película (Una mente maravillosa). Quédate con su nombre y sabrás por qué.
El famoso dilema del prisionero se le atribuye a los matemáticos Merrill Flood y Melvin Dresher en los años 50, pero sería Albert Tucker quien realmente a la postre terminaría de definir el juego añadiendo recompensas penitenciarias y poniéndole el nombre con que hoy se le conoce a este dilema.
En efecto, el dilema del prisionero es de lo más representativo de la teoría de juegos. Imagina que la policía detienen a dos individuos por haber cometido un delito que le supondría 2 años de prisión a cada uno de ellos. Pero la policía sabe que en realidad han cometido un delito más grave, pero no pueden demostrarlo, por lo que necesitan que al menos uno de ellos dos confiese.
La cuestión está clara:
- Si los dos reos confiesan y culpan al otro por la comisión de ese delito más grave, los dos irían a prisión 6 años.
- Si uno de los dos reos confiesa y acusa al otro por el delito grave pero éste no hace lo mismo y no culpa al otro, el reo que sí ha confesado iría a prisión 1 año por ser colaborador, mientras que el reo acusado iría 10 años.
Partimos de la base que los dos reos están detenidos y que no tienen contacto entre sí, de manera que no pueden hablar ni elaborar una estrategia conjunta que les favorezca a ambos.
Ponte en la piel de uno de ellos, tienes que decidir si confiesas y acusas a tu compañero, o bien te quedas callado. Por supuesto no tienes ni idea de qué hará tu compañero, si también se quedará callado o bien te delatará.
Tienes 3 opciones:
- Ninguno de los dos reos delata a su compañero. En este caso, la pena de prisión para cada uno de ellos serían 2 años.
- Un reo acusa al otro. En este caso, el que acusa tendría 1 año de cárcel y el otro 10 años.
- Los dos reos se delatan mutuamente. En este caso, ambos irían 6 años a prisión.
Lo ideal se supone que sería confesar y culpar al otro, ya que haga lo que haga él, logramos una pena de cárcel menor para nosotros: si nos acusa tendríamos 6 años y no 10 de prisión. Si no nos acusa tendremos 1 y no 2 años).
Claro, este planteamiento perfectamente puede ser al que llegue nuestro compañero también, de manera que lo normal es que nos delata.
¿Qué sucede al final? pues que ambos acabamos perdiendo, porque nos meten 6 años en la cárcel a cada uno, y si hubiésemos colaborado tan sólo hubiesen sido 2 años.
Así pues, el tema era que si un reo colaboraba con la policía, lograría una reducción de su condena, pero esa reducción sería mayor o menor dependiendo de la decisión que el otro reo adopte y en este dilema partimos de la premisa de que cada reo está encerrado en una celda y que no pueden hablar entre ellos ni saber qué hará el otro.
El dilema del prisionero entre Batman y Joker
Bien, hasta ahora hemos visto el dilema del prisionero en su versión clásica y originaria, la de dos prisioneros y la policía.
Pero en la película El caballero oscuro, Joker elabora un maligno plan que encierra en su propia esencia el dilema del prisionero como bien lo explica él mismo en el siguiente vídeo de la película.
Concretamente, Joker dice que hay dos barcos (ferrys) que están con muchos explosivos. En uno de esos barcos hay muchas buenas personas, gente normal y corriente, y en el otro van criminales que están siendo llevados a la cárcel.
Joker quiere hacer ver al mundo que en esencia todo ser humano lleva en su interior el mal. Para ello dice que en cada barco hay un detonador que haría estallar y saltar por los aires el otro barco y de esta manera poder anticiparse a que los del otro barco vuelen el tuyo. Es decir, puedes explotar el otro barco antes de que ellos exploten el tuyo.
Joker quiere demostrar al mundo que cualquier persona es un potencial delincuente, solo que en cada caso es necesario que se prenda una mecha, que se produzcan una serie de circunstancias personales.
La gran importancia del equilibrio de Nash
Se trata de aquél escenario en el que los jugadores no tienen ningún incentivo para modificar su estrategia teniendo en cuenta las decisiones de sus rivales.
Con el equilibrio de Nash la estrategia que elige cada jugador es óptima, nadie ganará nada si decide cambiar su estrategia bajo la premisa de que los demás jugadores no cambiarán la suya.
bajo el equilibrio de Nash no necesariamente se obtiene la mayor ganancia para todos los individuos o jugadores en conjunto. Solo se cumple que cada uno responde de manera óptima ante la estrategia de los demás
Qué es el dilema del halcón y la paloma
En el tema semántico, halcón sería quien quiere adoptar una estrategia dura y agresiva. Paloma serís quien quiere adoptar una estrategia sin enfrentamiento ni lucha.
Este juego es muy útil en el ámbito empresarial con la competencia entre dos empresas que disponen de semejante poder para luchar entre sí. Se trata de ver si se gana adoptando estrategias agresivas o bien conciliadoras.
La idea es la siguiente:
- Si una de las empresas adopta la estrategia halcón y la otra la estrategia paloma, gana la primera y pierde la segunda.
- El peor escenario para ambas empresas sería adoptar la estrategia halcón.
- El mejor escenario para todos sería adoptar la estrategia paloma.
Con un ejemplo se verá mejor: imaginemos 2 empresas que en su afán por vender más deciden rebajar el precio de sus productos y entran en la deriva de una guerra de precios que les ocasionaría a cada una de ellas unas pérdidas de 30 millones de euros. Entonces alcanzaron un acuerdo para que ninguna hiciera rebajas y así cada una podría ganar 60 millones de euros. Pero si una de ellas no cumple lo pactado y rebaja precios ganaría 80 millones de euros y la otra perdería bastantes clientes. El mejor remedio para ambas sería respetar mutuamente el acuerdo alcanzado, ya que si una incumple para ganar más dinero, la otra también lo hará y al final ambas perderán dinero.
Qué es el dilema de la caza del ciervo
El planteamiento de este dilema es muy sencillo. Hay dos lobos y tienen hambre, necesitan cazar alguna presa para comer.
Tienen dos opciones al respecto:
- Ir cada uno por su cuenta a cazar un conejo.
- Ayudarse mutuamente para cazar entre ambos un ciervo.
¿Qué sería lo más inteligente? Hay 3 opciones al respecto:
1º Si cada lobo decide por su cuenta ir a cazar un conejo, ambos comerán, no mucho, pero al menos comerán.
2º Si los dos se ayudan conjuntamente para cazar un ciervo, ambos comerán bastante, mucho más que si comen un conejo.
3º Si uno decide cazar un conejo y otro cazar un ciervo, resulta que éste último pasará hambre y no comerá porque él solo no podrá hacerlo, mientras que el primero comerá un poco al cazar un conejo.
Evidentemente la opción inteligente es la segunda, la cooperación mutua en la caza de un ciervo.
Aquí lo interesante es lo siguiente:
- Si los dos lobos optan por ir cada uno a por un conejo, el que cambie su elección a ciervo se queda sin comer, así que no hay motivación para cambiar de idea. En este caso, conejo-conejo es un equilibrio de Nash.
- Si los dos lobos eligen ir a por un ciervo, el que cambie de idea para ir a por un conejo comerá menos y no es motivante. En este caso, ciervo-ciervo es un equilibrio de Nash.
- Si un lobo elige cazar un conejo y el otro lobo cazar un ciervo, cualquier cambio de decisión de ambos es positivo.
Qué es el dilema del ultimátum
Este dilema lo propuso en el año 1.982 el economista alemán Werner Güth.
El jugador A tiene que repartir con el jugador B una cantidad de dinero que es conocida de antemano por ambos jugadores. El jugador A tiene derecho a decidir el reparto, pero su elección sólo será viable si es aceptada por el jugador B, ya que si éste no la acepta, ambos jugadores se quedarán sin nada.
Por tanto, en este juego participan dos personas a las que se les ofrece una cantidad concreta de dinero que podrán repartirse entre ellos sólo si se ponen de acuerdo en el reparto. A uno de ellos se le da la oportunidad de repartir el dinero como crea conveniente y el otro podrá aceptar o rechazar la forma de reparto. Si la acepta, cada uno se llevará la parte acordada. Si la rechaza, ninguno recibirá nada.
El juego base de la premisa de que ambos jugadores tienen inteligencia y sentido común, de manera que el jugador B aceptará cualquier tipo de reparto que le proponga el jugador A, ya que en cualquier caso siempre ganará algo de dinero, sea el que sea, mucho o poco, y eso es mejor que nada.
Pero si el jugador A se vuelve abusivo y le propone al jugador B un reparto totalmente injusto, se arriesga a que éste no lo acepte y que ambos pierdan.
¿Pues sabes una cosa? En un estudio práctico desarrollado por Daria Knoch y Ernst Fehr, la mayoría de los participantes que actuaban como jugador B rechazaron la oferta si el jugador A le proponía un reparto por debajo del 40% y se enfadaban bastante.
¿Y cómo se explica esto? Pues porque la decisión de los jugadores B de rechazar el reparto injusto se basa en lo que se denomina castigo altruista, es decir, actuar contra el propio interés por defender un principio moral.